Sala Redacción (IA). – La demanda interna en Colombia, impulsada por el consumo de los hogares, ha sido un motor clave del crecimiento económico. Durante y después de la pandemia, los patrones de consumo se vieron profundamente alterados, revelando tendencias importantes que podrían tener un impacto duradero en la economía nacional.
Los datos más recientes del DANE muestran que, entre 2019 y 2024, los hogares priorizaron el consumo de bienes esenciales como alimentos y productos no durables, mientras que el gasto en bienes durables y semidurables, como electrodomésticos y ropa, se desplomó durante la pandemia. Aunque estos últimos han mostrado signos de recuperación, los cambios en las preferencias de consumo hacia servicios como recreación, cultura y salud son notables.
En 2024, el consumo en recreación y cultura aumentó al 10% del gasto total, frente al 6,3% en 2019. A la par, la demanda por servicios de salud creció hasta un 8,8%, lo que refleja una mayor preocupación por el bienestar personal tras la crisis sanitaria.
Sin embargo, el consumo en restaurantes y hoteles disminuyó al 9,1% en 2024, afectado por el alza en los precios. Prendas de vestir también experimentaron una baja, representando un 5,5% del consumo en comparación con el 6,7% antes de la pandemia.
Este ajuste en los hábitos de consumo ha generado un impacto negativo en el ahorro de los hogares, que alcanzó mínimos históricos del 2,0% del PIB en 2022. A pesar de una leve recuperación en el último año, el ahorro no ha vuelto a los niveles previos a la pandemia, afectando la inversión y las perspectivas de crecimiento a largo plazo.
En resumen, la pandemia reconfiguró los patrones de consumo de los colombianos, con un mayor enfoque en bienes y servicios relacionados con el bienestar y el entretenimiento. No obstante, la disminución en las tasas de ahorro sigue siendo un reto para la inversión y el crecimiento sostenido del país.



