Sala Redacción (IA). – El gerente del Banco de la República, Leonardo Villar, presentó un análisis detallado sobre los efectos de la política monetaria en la economía colombiana, destacando la desaceleración de la demanda interna, el ajuste en el déficit de la balanza de pagos, la evolución del empleo y la reactivación del crédito.
Desde septiembre de 2021, el Banco de la República aplicó una política monetaria contractiva que alcanzó su punto más alto entre abril y diciembre de 2023, con una tasa de interés del 13.25%. Esta medida, aunque dolorosa, permitió reducir la inflación y corregir los excesos de demanda. Como resultado, el déficit de cuenta corriente de la balanza de pagos, que representaba el 6.1% del PIB en 2022, cayó al 1.7% en los tres primeros trimestres de 2024. Para 2025, se estima un leve repunte al 2.5% del PIB, manteniéndose en niveles sostenibles.
En cuanto a la actividad económica, tras dos años de crecimiento excepcional (10.8% en 2021 y 7.3% en 2022), la economía se desaceleró al 0.6% en 2023. Sin embargo, la tendencia ha cambiado desde finales de ese año, registrando un crecimiento positivo en los tres primeros trimestres de 2024 (0.9%, 1.8% y 2% respectivamente). Se estima que el PIB cerró el 2024 con un crecimiento del 1.8%, impulsado por el sector agropecuario y los servicios, aunque con desempeños menos favorables en manufactura y construcción. Para 2025 y 2026, las proyecciones apuntan a un crecimiento del 2.6% y 3.4%, respectivamente.
El mercado laboral ha mostrado resiliencia a pesar de la política restrictiva. La tasa de desempleo en diciembre de 2024 se situó en 9.1%, por debajo del 10% registrado un año antes. La población ocupada creció en 756 mil personas (3.3% anual). Además, los indicadores de informalidad y desempleo han mejorado respecto a los niveles previos a la pandemia. No obstante, Villar señaló que la generación de empleo de calidad requiere reformas estructurales más allá del alcance de la política monetaria.
El sector financiero, por su parte, experimentó una desaceleración del crédito debido a las altas tasas de interés, lo que afectó la calidad de la cartera y llevó a varias entidades bancarias a reportar pérdidas en 2023 y 2024. Sin embargo, los indicadores de solvencia se mantienen por encima de los mínimos regulatorios y el deterioro de la cartera se ha estabilizado. En los últimos meses se ha observado un crecimiento positivo en los créditos de vivienda, lo que sugiere una gradual recuperación del sector crediticio.
En conclusión, Colombia está consolidando su recuperación económica tras el impacto de la política monetaria contractiva. Aunque persisten desafíos en sectores específicos, las proyecciones para 2025 y 2026 reflejan un panorama más estable y sostenible.