Con cuatro goles, en cuatro partidos es uno de los grandes goleadores del Mundial Sub 20 de la FIFA. Sencillez, humildad, honestidad. Son algunos de los adjetivos con los que el entorno del futbolista califica a Cortés.
El carácter y la propuesta ofensiva son los bastiones de la Selección que comanda Héctor Cárdenas. Y allí, uno de los baluartes que apuntala la estructura es Óscar Cortés. Con cuatro gritos en cuatro partidos es uno de los grandes goleadores del torneo.
Este jugador al que sus allegados llaman el “Mago” nació el 3 de diciembre de 2003 en Tumaco, Nariño, un municipio del que salieron otros futbolistas profesionales como Willington Ortíz, Leider Preciado y Pablo Armero.
Muchas veces, en la tierra que lo vio nacer, para Óscar el día a día resultó adverso. Falta de oportunidades, escaso apoyo. Duras condiciones. Y fue en este deporte donde Cortés encontró un espacio para salir adelante. La pelota como principal aliada. Siempre al lado de su familia. Y allí creció haciendo lo que más le apasiona en las playas del río Mira y en las canchas de barrio. Fútbol de pies descalzos.
El tumaqueño de 19 años resultó una de las grandes apariciones de la Selección Colombia en el sudamericano. Convirtió tres goles (dos ante Perú y uno ante Paraguay) y fue una de las piezas vitales a la hora de destrabar partidos complejos con su rebeldía futbolística.
El mediocampista ofensivo del Millonarios FC, de la Primera “A” de Colombia, puso de manifiesto su inagotable repertorio de virtudes cuando su equipo más lo necesitaba. De características creativas, eficaz a la hora de anotar tantos y muy buen asistidor, Cortés formó parte de una zaga que fue regular a lo largo de los nueve partidos que le tocó disputar. Ahora, en el presente Mundial, ya les marcó a Israel, Senegal y un doblete ante Eslovaquia, en octavos.
En este andar, Cortés ha aprendido a admirar. Y su gran referente es el portugués Cristiano Ronaldo. Desde muy pequeño observa sus videos. También de Ronaldinho, el ex astro brasileño. Se enamoró del juego de ambos.
El efecto desatascador de su velocidad, su hábil gambeta en el uno contra uno y su potente disparo de media distancia, rápidamente lo convirtieron a Óscar en uno de los principales apuntados por sus rivales: no dejarlo jugar con tranquilidad era el primer paso para desactivar la potencia colombiana.
Sencillez, humildad, honestidad. Son algunos de los adjetivos con los que el entorno del futbolista califica a Cortés. Entienden que tiene muy en claro su rumbo. Que no pretende apartarse de ese camino. Y que ya se ha fortalecido como deportista profesional.
Su buen rendimiento permitió que desde el plano internacional varios equipos se interesaran en él, y una buena actuación en el Mundial de Argentina le permitiría catapultar su nombre al fútbol europeo. Después de muchas idas y vueltas entre Millonarios y la Federación, Cortés finalmente logró estar en la Copa Mundial. Y es una de las estrellas del torneo.
